miércoles, 24 de noviembre de 2010

Asertividad por el bien de la humanidad

La respuesta asertiva debería venir en frascos con dosis altas. ¡Qué útil sería! La realidad es que no la venden y, por lo tanto, sólo queda aprender a aplicarla cuando sea necesario. Un reto más en relación con el ya complejo tema de la comunicación. Especialmente, ante un mundo tan diverso en el que frecuentemente la respuesta disfuncional es la más común, la que hemos naturalizado y asumimos como la respuesta ideal para la violencia que impregna muchas interacciones cotidianas, ante las cuales cualquier respuesta disfuncional parece inocente. Creo que tiene que ver con el lema de nuestra cultura: “ojo por ojo, diente por diente”. La respuesta disfuncional es violencia pasiva, una de las más peligrosas, porque pasa desapercibida. Las respuestas disfuncionales quedan “fuera de base” ante la asertividad, esta es como un escudo protector frente a las primeras. Las respuestas disfuncionales conducen a mensajes confusos, aumentan la incertidumbre y generan agresiones en el lenguaje (directa o indirectamente), mientras que la asertiva es la contraparte, en tanto busca apaciguar los conflictos.
El contexto en el que vivimos relativiza las acciones incorrectas. La respuesta asertiva me hace pensar en la famosa frase atribuida a Mafalda: “comienza tu día con una sonrisa, verás lo divertido que es ir por ahí desentonando con todo el mundo.” Yo diría: “comienza tu día con una respuesta asertiva, verás lo divertido que es ir por ahí desentonando con todo el mundo.” Es que la respuesta asertiva es tan poco común que el temerario que la emita generará sorpresa entre los presentes. No es que sea difícil lograr este tipo de comunicación, es que la falta de costumbre ha hecho que perdamos la capacidad de llevar a cabo la comunicación eficaz, la cual se logra cuando expresamos todos los tipos de respuesta en el contexto y lugar adecuado frente a la persona indicada.
Es difícil lograr la respuesta asertiva porque el contexto social, político, económico y cultural presenta situaciones bizarras que implican que personajes significativos utilicen una comunicación carente de respeto, tolerancia, adecuación y asertividad: el modelo a seguir no es positivo. Siempre hay que temer de posibles invasiones, pero especialmente cuando éstas implican la destrucción de los valores que generan bienestar en lo individual y lo colectivo. Ese escenario es al que nos enfrentamos cada día.
Un aspecto importante de la respuesta asertiva es su relación con el afecto, el cual intenta preservar aunque implique decir lo que no se quiere oír. La comunicación eficaz, que como ya se mencionó se relaciona con el uso de múltiples respuestas en lugares indicados, también implica la conexión emocional con quien se interactúa, pues es lo que facilitará comprender la necesidad del otro y lograr lo que se busca a través del intercambio comunicacional. Este aspecto emocional tiene vinculación con el respeto al describir la conducta de otro y, sin juicio moral, mostrar lo que una acción podría generar. Los conflictos son necesarios para la convivencia humana, pero sólo si de ellos se puede aprender. La respuesta asertiva no garantiza dicho aprendizaje, pero puede ser la evidencia de que en otras circunstancias la persona ha enfrentado problemas, en los que no utilizó la respuesta asertiva y de ellos aprendió a desenvolverse en situaciones similares. La importancia de la respuesta asertiva es percibida cuando se recibe, incluso más que cuando se emite, pues el efecto se genera en el otro, en quien busca alentar una discusión o conflicto. Pero esto dependerá de a quién se dirija, pues no todo el mundo sabrá interpretar una intervención asertiva, en la medida que una persona molesta, desesperada, irrespetuosa y dispuesta a generar problemas no aceptará lo que se le diga, aun cuando sea acertado.
La respuesta asertiva también implica una actitud, no sólo es el mensaje verbal, sino los elementos que la acompañan: tiene que resonar emocionalmente, ser coherente con la conducta de quien la expresa y ser congruente con el discurso previo.
Creo que los medios tecnológicos que tenemos actualmente facilitan la presencia de respuestas asertivas, ya que a pesar de reducir las “claves actitudinales”, dan tiempo para pensar lo que se va a expresar, tiempo que en las interacciones presenciales disminuye y hace más probable la impulsividad al contestar. El MSN, Facebook, Twitter y otros tantos ofrecen la posibilidad de postergar, por lo que aun cuando alguien tenga la tentación de responder de modo disfuncional, estas herramientas darán el tiempo de reflexionar y transformar lo inadaptado en asertivo. Pero quizás acostumbrarnos a esta prerrogativa nos ha hecho menos hábiles en la comunicación. Queda de parte de cada uno de nosotros poner en marcha los mecanismos que nos permitan ser mejores comunicadores, sin renunciar a las posibilidades que nos brinda este mundo rápido, tecnológico y decidido a comunicarse.

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